Wednesday, March 22, 2006

La familia Bratter Steinitz

mis abuelos Max y Margit







Margit Steintz Gros nacio el 5 de abril del 1900 en Hungria Budapest
hija de David y Catalina

ella es mi tatara abuela Karlota la mama de Catalina






















el tio Bela, hermano de mi abuela Margarita,






























Max Bratter Eisenstater
nacido el 24 de diciembre de 1889 en Austria Viena

hijo de
FANY EISENSTETER Y ALEXANDER BRATTER



MIS BISABUELOS







Max y Margit











tuvieron dos hijos

Oskar





y Trudy

Trudy nació el 5 de marzo del año 1925
Según cuenta ella nació en Budapest por accidente

Aquí vemos a la lele cuando niña, no es hermosa?























































































Sobre la familia Engel Spitz sabemos muy poco, murió prácticamente entera en el holocausto, Benjamín fue uno de los pocos sobrevivientes.

Sus padres Esther y Sigmund


Benjamín nació en Trnava Eslovaquia



Sobre la familia del tata Benjamín cada uno tiene su versión

ver las únicas fotos que hay



SIMÓN

Los hermanos del Tata eran 8 (incluyéndolo a él) y no 11.

Y es algo de lo que estoy completamente seguro según palabras textuales salidas de su boca ochocientas mil veces...

"Te imaginas tu lo que es ser 8.... 8 sentados todos juntos en la mesa.... ahhhhh.... y mi mamá cocinaba para todos los ocho..... Hacía un pan grande y después caminaba hasta panadería, porque en eso época el pan se Horneaba en panadería... no hubo horno en lo casas..."

De Hecho, los nombres son:

Siempre los primeros tres que nombraba eran los famosos Fery, Gabi y Armin (no sé si es con o sin H), creo que Gabi era el más chico y al Tata le encantaba porque (según él) tenía unos rulitos muy lindos... creo que eso lo dice también en la grabación en que está conversando con el Meblin.

Hay otro hombre, a parte del Tata , que me parece se llamaba José o Yosef si se quiere...

Las mujeres por su parte, eran Yoland, Janka y no estoy seguro si la otra se llamaba Margarita (como la Ámama) o Ester (como la Mamá del Tata) ese dato siempre me confunde

En resúmen, serían siete hermanos 4 hombres y 3 mujeres, + el Tata = 8



ESTEBAN

Eran 9 hermanos, no 11, yo tengo todos los nombres en la casa en el computer, una vez los mande por mail en todo caso.

Llego en el año 1939 a Valparaíso

Familia Tata:

Esther Spitz
Sigmund Engel

Benjamin Engel Spitz (Ohh Tataaa)

Yanka Engel Spitz

Josef Engel Spitz

Yolan Engel Spitz

Harmin Engel

Margrite Engel Spitz

Fery Engel Spitz

Gabi Engel Spitz


Pedro:

Mi papá se llevo con él las respuestas a mis infinitas preguntas, que fueron, una manera sutil de imaginar: yo imaginaba caras, gestos, ojos. También eran la forma de pensar la familia que mi padre no tenía. Suponía las caras de mis tíos como variaciones leves de la suya, a pesar de que a sus voces les concedía mayor flexibilidad: podían ser más agudas o graves que la de él.
Creo que si mi imaginación era más permisiva en relación con ellas que con las caras, lo fue justamente porque con su voz mi padre se distanciaba —de un modo permanente— de lo que me rodeaba: él hablaba otros idiomas y hablaba mal
el mío. Checo, húngaro, alemán, ruso, idisch, salían de su boca grave con la naturalidad que otorga el uso y con el infinito matiz de entonaciones que concede la total identificación con el universo de la lengua.

Mi padre vino a Chile escapando de la guerra, o más bien quizá a sus consecuencias y recuerdos. Espantado de hambre; también —supongo—, desilusionado de su pasado llegó a este lugar con la intención de radicarse. Los que no huyeron terminaron asesinados, 12 de ellos fueron mis tíos dos de ellos mis abuelos, o sea sus padres y no se cuantos eran mis primos

El siempre tuvo respuestas escuetas para referirse a su familia desaparecida: cuántos eran hombres, cuántas mujeres qué lugar ocupaba él en la escala cronológica, la diferencia de edad entre sus padres, y cosas por el estilo.
Ese recato no estaba dado de su parte por una abierta y explícita negación a profundizar en estas cuestiones (en realidad más bien siempre se cuido de que surgiera una circunstancia en la que se pudiese preguntar por ellas), sino que nos contagiaba el tono de sus respuestas precisas y lánguidas, que rezumaban y transmitían un despego profundo con el pasado.
Sin embargo, si ese alejamiento existía realmente, de noche desaparecía: nosotros sabíamos que soñaba de una manera cotidiana con sus hermanos y padres, y era esto lo que nos desconcertaba. Lo escuchamos decir sus nombres yoland markus ilonka, shandor yanko los nombraba a todos y así la letanía de nombres eslavos salía del mundo de las sombras y nosotros al menos supimos de cómo nombrar lo desconocido.
.

Es como si los muertos nos visitaran a los vivos, pero ataviados por nosotros. Esas cosas no reflexionaba yo cuando era chico; imaginaba difusas las caras que mis tíos tendrían. Años después me daría cuenta de que intentaba reconstruir y recordar un pasado que no me pertenecía directamente: esa pertenencia estaba dada por la persona de mi padre. También pienso ahora que si yo quería sospechar sus caras y sus voces no era, bien miradas las cosas, porque rechazara la idea de que no pudiera conocerlos sino todo lo contrario: su condición de muertos de inexistentes de personas que ya nunca volverían, fue la manera natural que para mi siempre tuvieron, con cierto matiz diferente —o sea su carácter de desaparecidos— en relación a mi padre.

Ellos eran su sombra natural, el pasado y el espacio virtual desde donde él había venido. (Vigilaba su cara para suponer las posibles variaciones de las arrugas y los gestos en relación a aquel conjunto misterioso e inexistente que había sido su seno; y lo que atisbaba eran las tímidas sugerencias que me ofrecían sus rasgos.)

Hace cierto tiempo una tarde mi padre aumento, sin saberlo, ese espacio oscuro de donde provino y provenía cuando yo era niño: me dijo, con su voz lenta y grave, con distintas palabras, que el pueblo donde él nació y vivió quince años no existía, se había destruido en la guerra. Sin dejar rastros, pensé yo, como sus padres y hermanos, que sin embargo tienen la cara de mi padre en mi recuerdo de infancia. Es que es como si los muertos nos visitaran a los vivos, pero ataviados por nosotros. Un hermano, para él, era un hermano; para mí, un tío, casi era él. Mi padre era todo lo que él decía que había tenido; era, al mismo tiempo testimonio y causa. El atavío, a estos muertos ignotos, era y es puesto por mí utilizando la figura de mi padre.

































Aqui esta Beno (como le decían algunos amigos) o Benjamín o Tata como le dijimos desde que fue abuelo, está con la sinagoga de Trnava a sus espaldas

Empecé este sitio hace años cuando murió mi padre dedicado a las dos ramas de la familia engel/brattter, luego de un quiebre de las ramas ahora me independicé

Esta independencia trajo sanación a mi corazón, a mis hijos y más lo será para mis nietos

A veces podar las ramas que están podridas da fuerzas al tronco y salen nuevos retoños


Ahora traslado hasta acá este trabajo que inicié en esos año para seguir con el estudio de la psico genealogía.
Este árbol es ahora para las generaciones que deriven del tronco que me pertenece.

Siempre me ha llamado la atención el árbol familiar, he realizado muchos trabajos con el fin de sanar el árbol y en gran parte lo he conseguido, fácil no es cuando la propia familia es la trampa para quedar enredado, pero estoy seguro que al morir dejaré un árbol mas sano del que recibí al nacer.

dedicado a mis antepasados pero por sobre todo dedicado a mis hijos y nietos.

Simón comenta el 24 de junio del 2006:
Yo creo que la sanación aún no es completa...falta harto...no te veo tan tranquilo como dices con el tema...si te veo con muchas ganas de sanarte, que es lo más importante...
con respecto a lo que escribes, hay una cosa en que discrepo...me parece que las respuestas, relatos o remembranzas del tata, no mostraban desapego con el pasado, sino todo lo contrario...un peso enorme (por decirlo de alguna manera) que tuvo que cargar, o con el que tuvo que lidiar durante toda su vida...si puede ser que muchas veces quizo dejarlo atrás, pero me parece que jamás le resultó.
por último...toda la parte escrita está repetida
espero que no lo tomes como critica destructiva, sino constructiva... solo estoy demostrando interés por esta iniciativa tan bonita de reconstruir las bases de la familia y de crear un entorno más armonioso...ojalá que resulte.

Pedro responde
Simoncito querido hago lo que puedo para todo lo que me toco vivir en mi familia pienso que he avanzado bastante, claro que nunca estamos sanos del todo
pero vamos sanando partes, al menos el sacar a sara eva y alejandro de mi arbol me dejo respirar aire fresco y independizarme de las sombras que ellos proyectaron sobre mi
y eso ya es un gran alivio a mi y una esperanza a mi estirpe
por que la sombra no deja cercer las flores, tapa el sol.
sano creo que nunca se esta pero al menos vivir un poco mas feliz cada dia y eso es lo que siento
desde que fui capaz de poner atajo a toda esa mierda que recibi por 54 años.
mi vida cambio notablemnte desde que hice mi psicomagia y devolvi la basura que estuve recibiendo por esos años. Ahora siento que puedo vivir mejor y las heridas tienen cicatriz
no son una herida que sangra, esa ya es algo.
te amo y gracias por tu comentario